Me permito prafrasear el título de uno de los textos más famosos de Larra para este post. (Ya que estoy, recomiendo leer a Larra, uno de los grandes de nuestra literatura.) Su ensayo "Vuelva usted mañana" es el reflejo de la situación que ya se daba en su época, el siglo XIX, y que se reproduce aún en nuestros días: la enrevesada y lenta burocracia española.
Larra, que se había criado en Francia, vuelve a España y al toparse con la burocracia de su propio país, se desespera. La frase del título resume su frustración... Frustración que yo, dos siglos más tarde, comparto. Al igual que Larra, me siento impotente al ver lo difícil que lo pone la Administración para conseguir cualquier tipo de información, el tiempo que tarda en tramitar los documentos, y las pocas soluciones que el gobierno y la justicia están dando para ayudar en la búsqueda a las familias que intentan dar con el rastro de sus hijos y hermanos robados o dados en adopción ilegalmente.
Llevo mucho tiempo fuera de España y no puedo evitar las comparaciones. En Estados Unidos, el país en el que estoy actualmente, cuando se enfrentan a un gran problema o emergencia, el gobierno no tiene inconveniente en pedir ayuda a las grandes empresas y a las universidades, como Google o el MIT, para que éstos echen una mano en buscar soluciones, de mano de la tecnología, de la ciencia y, sobre todo, de la creatividad.
Y me pregunto por qué no se hace lo mismo en España... Hace meses que se destapó toda esta trama de los niños robados o adoptados ilegalmente y, desde la distancia que da vivir en otro continente, no veo ningún avance significativo por parte de la justicia que saque a la luz la localización de esos niños. Sí me parece que haya un cierto grado de politización del tema por parte de algún que otro medio de comunicación, lo cual en mi opinión, no creo que ayude demasiado a la causa, en cuanto a la localización.
Entiendo que la policía esté saturada y que no tenga mucho personal que dedicarle a este asunto, pero... y si pusiéramos a unos estadísticos, acostumbrados a "jugar" con bases de datos, junto a ingenieros informáticos expertos en software de reconocimiento facial? Combinándolos, seguro que serían capaces de encontrar a una gran número de esos niños adoptados ilegalmente, recurriendo a las pruebas de ADN sólo para casos más complejos y en cualquier caso, para confirmar los posibles encuentros. En cualquiera de las universidades españolas, la policía podría seleccionar y supervisar a un equipo así. A más de un recién licenciado de estas ramas le encantaría tener un proyecto así en su currículum, y a la policía le vendría la ayuda de perlas, utilizando así ellos mejor sus recursos.
Por otro lado, se habla mucho acerca de la protección de datos, el derecho a la intimidad y consideraciones del estilo que se presentan en estos casos. Yo creo que hay muchas maneras de evitar poner en peligro cualquiera de estos elementos. Además, dadas las circunstancias y que todas estas investigaciones son, al fin y al cabo, para esclarecer delitos, parece lógico -y me atrevo a decir que moral- que los ciudadanos cooperen.
En fin, ésta es mi idea, y seguro que es mejorable y, para algunos, criticable. Pero en vez de quedarnos en la crítica, el obstáculo y la queja destructivas (que siempre es lo más fácil), yo insto a que todos empecemos a echarle imaginación e ingenio para buscar soluciones. En todo caso, cualquier sugerencia será siempre bienvenida.
Larra, que se había criado en Francia, vuelve a España y al toparse con la burocracia de su propio país, se desespera. La frase del título resume su frustración... Frustración que yo, dos siglos más tarde, comparto. Al igual que Larra, me siento impotente al ver lo difícil que lo pone la Administración para conseguir cualquier tipo de información, el tiempo que tarda en tramitar los documentos, y las pocas soluciones que el gobierno y la justicia están dando para ayudar en la búsqueda a las familias que intentan dar con el rastro de sus hijos y hermanos robados o dados en adopción ilegalmente.
Llevo mucho tiempo fuera de España y no puedo evitar las comparaciones. En Estados Unidos, el país en el que estoy actualmente, cuando se enfrentan a un gran problema o emergencia, el gobierno no tiene inconveniente en pedir ayuda a las grandes empresas y a las universidades, como Google o el MIT, para que éstos echen una mano en buscar soluciones, de mano de la tecnología, de la ciencia y, sobre todo, de la creatividad.
Y me pregunto por qué no se hace lo mismo en España... Hace meses que se destapó toda esta trama de los niños robados o adoptados ilegalmente y, desde la distancia que da vivir en otro continente, no veo ningún avance significativo por parte de la justicia que saque a la luz la localización de esos niños. Sí me parece que haya un cierto grado de politización del tema por parte de algún que otro medio de comunicación, lo cual en mi opinión, no creo que ayude demasiado a la causa, en cuanto a la localización.
Entiendo que la policía esté saturada y que no tenga mucho personal que dedicarle a este asunto, pero... y si pusiéramos a unos estadísticos, acostumbrados a "jugar" con bases de datos, junto a ingenieros informáticos expertos en software de reconocimiento facial? Combinándolos, seguro que serían capaces de encontrar a una gran número de esos niños adoptados ilegalmente, recurriendo a las pruebas de ADN sólo para casos más complejos y en cualquier caso, para confirmar los posibles encuentros. En cualquiera de las universidades españolas, la policía podría seleccionar y supervisar a un equipo así. A más de un recién licenciado de estas ramas le encantaría tener un proyecto así en su currículum, y a la policía le vendría la ayuda de perlas, utilizando así ellos mejor sus recursos.
Por otro lado, se habla mucho acerca de la protección de datos, el derecho a la intimidad y consideraciones del estilo que se presentan en estos casos. Yo creo que hay muchas maneras de evitar poner en peligro cualquiera de estos elementos. Además, dadas las circunstancias y que todas estas investigaciones son, al fin y al cabo, para esclarecer delitos, parece lógico -y me atrevo a decir que moral- que los ciudadanos cooperen.
En fin, ésta es mi idea, y seguro que es mejorable y, para algunos, criticable. Pero en vez de quedarnos en la crítica, el obstáculo y la queja destructivas (que siempre es lo más fácil), yo insto a que todos empecemos a echarle imaginación e ingenio para buscar soluciones. En todo caso, cualquier sugerencia será siempre bienvenida.