Al rato, he encendido el ordenador y me he encontrado con unos cuantos mensajes de ánimo de amigos y también de personas desconocidas que habían leído el artículo de Natalia Junquera en El País sobre el caso de mi hermano mellizo, que aparecía hoy domingo 22 de Mayo.
El caso es que recibo constantemente mensajes de esta índole desde hace más de un mes, pero es algo que me sigue conmoviendo enormemente. Ver que hay gente que no me ha tratado jamás, que no me conoce de nada, y que dedica tiempo y esfuerzo en mandarme un mensaje, para darme ánimos, fuerzas y para mostrarme su solidaridad, es algo que me llega al corazón.
Y tanto en esta ocasión con el artículo de El País, como cuando mi padre ha aparecido en programas de televisión, la respuesta por parte de esa gente que de repente me manda emails, mensajes por Facebook -e incluso se hace amiga mía en esta red social-, que retuitea mis mensajes en Twitter, o los cerca de 1000 usuarios que han visto mi vídeo en Youtube, es asombrosa, increíble y muy esperanzadora para mi.
Pero ver ese artículo en El País hoy precisamente: un domingo, y además de elecciones autonómicas y locales en España, sabiendo la audiencia y la repercusión tan apabullantes que puede tener, ha sido algo inmenso...
Y se me ocurre, rememorando mi despertar de esta mañana, que toda esta difusión mediática va a ser como un terremoto. Va a provocar grandes avances en nuestra búsqueda, va a sacudir allá donde parecía imposible llegar. Vamos a llegar lejos. Vamos a llegar hasta mi hermano mellizo.